Reino Unido ha descubierto una variante inusual del coronavirus felino, denominada FCoV-23, que ha llegado al país a través de la importación de un gato procedente de Chipre. Este hallazgo ha despertado preocupación en el ámbito veterinario debido a las incertidumbres que plantea para la salud de los felinos británicos.
El FCoV-23, previamente identificado en un brote en Chipre, ha llamado la atención debido a su comportamiento aparentemente distinto en comparación con las cepas conocidas del coronavirus felino. A diferencia de las variantes anteriores, hay evidencia que sugiere que el FCoV-23 podría transmitirse de gato a gato, posiblemente a través de las heces. Este cambio en su comportamiento plantea preocupaciones, ya que podría tener un impacto significativo en la salud felina en el Reino Unido.
La presidenta de la Asociación Veterinaria Británica (BVA), Anna Judson, expresó su inquietud por este descubrimiento y señaló que, aunque hasta ahora solo se ha detectado un caso en un gato importado, se están tomando medidas para prevenir la propagación del virus. Judson enfatizó que no hay evidencia de riesgo para los humanos, pero instó a los dueños de mascotas a mantenerse alerta y a consultar a su veterinario si tienen preocupaciones sobre sus gatos.
Este incidente resalta la vulnerabilidad del Reino Unido a la introducción de enfermedades a través de mascotas importadas. Además del FCoV-23, se ha observado un aumento en los casos de Brucella canis en perros que llegan al país, lo que subraya la importancia de implementar medidas de control en la importación de mascotas para proteger la salud animal en el Reino Unido.